Esta sección tiene por objeto despejar algunas de las dudas que surgen más frecuentemente con respecto a la medicina homeopática.
La medicina convencional o alopática trata los síntomas que manifiesta el paciente, suprimiéndolos.
La homeopatía sin embargo, trata la causa de la enfermedad, no sus manifestaciones en el organismo y tiene por objeto la verdadera curación del paciente por medio de la estimulación de la fuerza de curación del propio organismo.
Es por esto que cuando usamos medicina alopática no logramos una verdadera curación y los síntomas muchas veces vuelven a aparecer.
La consulta tiene como objetivo no sólo curar los síntomas del paciente, sino sobre todo, actuar sobre el origen del desequilibrio (enfermedad).
Cada paciente es único, por su genética propia, su historia de vida, por lo tanto debe ser tratado de forma personalizada. Para conocerlo y encontrar un remedio homeopático adecuado, el homeópata debe formular un gran número de preguntas.
El homeópata debe conocer su historia médica, entorno familiar, condiciones de trabajo, hábitos alimenticios, calidad del sueño, carácter, personalidad, sensibilidades particulares, etc., por ello, su primera consulta suele ser más exhaustiva y prolongada que una consulta médica convencional.
Quizás considere que algunas de las preguntas que el homeópata formula son inusuales o pueden parecer irrelevantes, pero la elección final del remedio estará basada en un análisis detallado de sus reacciones individuales, emocionales y físicas, a diversos estímulos procedentes de su entorno, tanto cuando se encuentra sano como cuando está enfermo.
Es de suma importancia que el paciente tenga un diagnóstico clínico, para saber qué enfermedad padece, cual es el pronóstico de curación, y en qué etapa se encuentra. El médico homeópata está encargado de realizar una minuciosa historia clínica, un examen clínico y de laboratorio si considerase apropiado y con todos estos antecedentes iniciar la individualización del paciente y comenzar el proceso curativo.
El campo de acción de la Homeopatía es muy amplio. Se tratan patologías habituales de todos los órganos, enfermedades agudas y crónicas, un gran número de enfermedades graves, trastornos emocionales y de conducta, problemas psicosomáticos e incluso varias enfermedades psiquiátricas.
Los medicamentos homeopáticos no tienen efectos secundarios ni contraindicaciones, por ello son aptos para cualquiera, incluso para bebés, mujeres embarazadas y adultos mayores.
Normalmente, los medicamentos homeopáticos tienen una acción muy rápida en enfermedades agudas, mientras que si se trata de una enfermedad de larga duración puede que se necesiten unos meses para comenzar a notar los efectos. A su vez la rapidez del tratamiento depende de la capacidad de curación de la persona, siendo más rápida o lenta en algunos casos.
Los medicamentos homeopáticos y alopáticos son perfectamente compatibles, igualmente deben distanciarse las tomas por lo menos una hora, de manera de no sacarle efectividad al medicamento homeopático.
A medida que el medicamento homeopático va surtiendo efecto, muchas veces el médico le va reduciendo al paciente la cantidad del medicamento alopático.
Los medicamentos homeopáticos no tienen efectos secundarios. Incluso en el caso de ingerir dosis superiores a las recomendadas es imposible que se produzca una intoxicación. A pesar de ello, siempre es recomendable estar supervisado por un homeópata debidamente formado.